Se repite en mi cabeza, una y otra vez…hasta nueve. Nueve veces cargada de trastos de un lado para otro. Nueve noches sin dormir pensando en la carretera del día siguiente. Nueve motivos para ilusionarme, y vuelta a empezar.
Nueve eran nueve las veces que me he mudado de casa, de una ciudad a otra, cambiando de vecinos, con nuevos proyectos, con miles de aventuras.
Para no romper la tradición hoy decido repetir la jugada y mantener el ritmo frenético de quien prepara una cocina desde dentro de cada armario, a una nevera (completamente vacía), y los platos, los vasos, las prisas, los chascos…
¿Otra vez cambiaré de cama? Si, padre. De nuevo tu cuerpo se adapta ‘a lo que venga’, y lo que tenga que ser, será.
Dicen que el hogar lo crea quien lo habita, y una vez más, me dispongo a hacer de esas paredes mi morada. ¿Por cuánto tiempo?… Muy buena pregunta, querido Watson.
¿Me pongo fijo en casa? ¿a cuánto ascenderán ahora mis facturas de luz y gas?…¿podré usar la ‘batamanta’ en lugar de enchufar la calefacción?.
¡¡Importante!! que el piso tenga luz y a poder ser, que no haya ningún bar cerca, para evitar el insomnio el resto del año.Y de repente…¡¡zaass!! una discoteca debajo de casa, y erasmus (todo el día ebrios y gritones) en la puerta de al lado. Qué bonito es empezar de nuevo, y cuán complicado…
nitodolocontrario 